Hoja de trabajo
Instrucciones:
- Antes de la clase, mira el vídeo con atención y responde a las preguntas de comprensión.
- Completa las actividades de vocabulario y reflexión.
- Prepárate para la discusión en clase.
¿Quién no quiere que su país no reciba turismo? A menudo se ha visto a la industria del turismo como una auténtica mina de oro, y a priori esto puede tener sentido. Al final los turistas internacionales traen dinero de sus países y lo gastan en el país que visitan contratando actividades, pernoctando en hoteles o disfrutando de la gastronomía local. De esta forma la industria turística gana dinero, genera empleo y paga impuestos. Vamos que es un negocio redondo. La gallina de los huevos de oro que todo país querría, sin embargo, no es oro todo lo que reluce. Más allá de la sostenibilidad y del impacto en forma de contaminación que puede tener el turismo, que haya demasiados turistas en un lugar puede ser tremendamente contraproducente para una economía. Tanto que en algunos países como en España ya se habla de la maldición del turismo. Pero ¿por qué demasiado turismo puede ser malo para una economía? ¿De verdad puede un país destrozar su futuro por culpa del turismo? ¿Cómo se puede solucionar este problema? Pues venga, pónganse cómodos que enseguida lo vamos a ver. Antes de empezar con este análisis quiero decir que no tengo nada en contra del turismo. Sin él los países del Mediterráneo como España, Portugal, Italia o Grecia no serían ni de lejos lo que son hoy. Lo mismo ocurre en Latinoamérica con países como México, Colombia, Perú o la República Dominicana quienes deben al turismo una buena parte de su desarrollo. El vídeo de hoy no trata de demonizar al turismo sino que exclusivamente vamos a ver por qué en algunos casos a veces más turismo no significa más desarrollo ni más riqueza y como todo en exceso puede resultar perjudicial. El primer motivo por el cual demasiado turismo puede ser perjudicial es porque puede condenar a un país a tener una productividad muy baja. Me explico. El turismo a menudo se convierte en dinero fácil para una economía que no está tremendamente desarrollada. Por ello son muchos los trabajadores que se dejan seducir por ese dinero fácil y optan por no formarse en exceso para trabajar en la industria turística. El problema es que el turismo genera empleos que no requieren de un alto nivel de cualificación como la hostelería, la limpieza o los servicios de atención al cliente. A ver, no hay nada de sonrosón y malo en tener uno de estos trabajos pero sí que estos suelen ser menos productivos y tienen menor valor agregado que los empleos en sectores más tecnológicos o industriales. Además, la estacionalidad del turismo contribuye a la inestabilidad laboral, lo que desalienta la inversión en formación y desarrollo de habilidades. Pero bueno, de la estacionalidad ya hablaremos luego. El tema es que el sector turístico, especialmente cuando este es masivo, no suele ser un motor de innovación tecnológica. Mientras que sectores como la manufactura, la tecnología o incluso ciertos servicios financieros están empujando continuamente los límites de la productividad a través de la automatización y las nuevas tecnologías, el turismo depende en gran medida del trabajo humano intensivo, lo que limita los aumentos en productividad. Vamos, que mientras que en los países industriales cada trabajador cada vez produce más, en los países dependientes del turismo esto no pasa. En otras palabras, que el turismo es un sector con muy poco valor agregado y atrae en mano de obra alejándola de otros sectores más productivos, innovadores y con mayor valor agregado. Pero esto además puede provocar que en la economía de los grandes destinos turísticos, donde el sector domina la economía, no surjan grandes industrias punteras, lo que incluso puede llegar a provocar una fuga de cerebros. De esta manera, las personas más educadas o con habilidades más específicas pueden llegar a huir del país buscando empleo en otros países donde sí existan trabajos para estas personas con un mayor nivel de cualificación. Además de todo esto, un país que absorbe mucho turismo necesita dedicar una gran cantidad de dinero a infraestructuras en zonas turísticas como carreteras, puertos o aeropuertos, que no solo se deterioran de manera prematura por su gran uso, sino que además pueden canibalizar recursos que no son invertidos en otras infraestructuras necesarias para otros sectores económicos más productivos. ¿Veis? A que la cosa ya no pinta tan bien. Pues ojo, que esto es solo el principio. En este canal alguna vez hemos hablado de la maldición del petróleo, ya sabéis, lo que le pasó por ejemplo a Venezuela, que se hiperespecializó en la extracción de petróleo y cuando el precio de este bajó, sumió al país en una gran crisis. Pues con el turismo también puede pasar lo mismo. Si un país tiene una gran dependencia del sector turístico, la economía del país se verá muy afectada cuando algo afecta a este sector. ¿Y qué factores pueden hacer que la industria del turismo sufra? Pues más de los que crees. Por ejemplo, una crisis económica global como la vivida en 2008 puede reducir drásticamente el número de visitantes, lo que a su vez disminuye los ingresos por turismo. Esto le puede pasar a un país como Italia en el caso que una crisis financiera estallase en Europa o Estados Unidos. Otro hecho que puede afectar a la industria del turismo son los cambios en la percepción de la seguridad del país que reciben los turistas. Esto le ocurrió a Egipto durante la primavera árabe, cuyo sector turístico se redujo a más de la mitad. Pero si queréis un ejemplo un poco más actual, esto también le ocurre actualmente al Líbano, que por culpa de los problemas entre Israel y Hezbollah recibe ahora menos turismo. También ocurre en países de Latinoamérica como Venezuela o Ecuador, que a duras penas pueden garantizar la seguridad de sus turistas. ¿Y qué me dices del COVID? La economía de España fue la que más sufrió durante la pandemia en toda la zona euro, porque era la que menos diversificada estaba y más dependía de su sector turístico. Recordemos que España es el segundo país más visitado del mundo por turistas extranjeros. Y claro, durante varios meses nadie podía viajar ni hacer turismo, por lo que toda esa industria estuvo completamente parada. Así que, lo dicho, imaginad lo que afectó a todas estas economías, el depender tanto del turismo. Aparte de que sea una industria cíclica, dependiente de los cambios geopolíticos y macroeconómicos, otro gran problema del turismo es que es una industria muy estacional en gran parte del mundo. Esto se ve perfectamente en un país de nuevo como España. Durante el invierno la actividad turística se reduce al mínimo en lugares como las Islas Baleares. Tanto es así que muchos hoteles, restaurantes y servicios cierran cuando no es temporada alta. Algo similar ocurre en Madrid en pleno agosto, momento en el que las altas temperaturas no permiten a los turistas disfrutar de la capital española. Otro lugar donde saben mucho de estacionalidad es en los Pirineos, que viven una explosión de visitantes en invierno durante la temporada de esquí. Esto provoca que muchos empleos en el sector turístico sean temporales y esto repercute en la estabilidad laboral de la mano de obra del sector. A lo que hay que añadir el tema de que los trabajadores temporales tienen menos derechos laborales y seguridad que los empleados permanentes, lo que se traduce en una mayor vulnerabilidad económica. Todo esto dificulta mucho la capacidad de todos estos trabajadores para tener una buena planificación financiera y carga el estado de gastos como los subsidios de desempleo. Además, como hemos dicho antes, los empleos temporales y de baja cualificación ofrecen muy pocas oportunidades para el desarrollo profesional y la progresión en las carreras laborales de los trabajadores. Y adivináis qué? Sí, aún quedan más problemas. Cuando la llegada de turistas a una localidad es masiva, la demanda de servicios locales y sobre todo la demanda de un techo en el que dormir aumenta. Esto no sería un problema si se construyesen más y más casas y la demanda de estas casas se distribuiese de manera igual. Pero seamos serios, si eres un turista y vas a Madrid, a París o a Venecia, lo normal es que quieras estar lo más cerca posible del centro de la ciudad o de los puntos de interés turístico. Así que construir más y más casas, hoteles o edificios en la periferia a veces no es una opción. Y construir edificios cada vez más altos en el centro de las ciudades puede acabar con el encanto de la ciudad o incluso puede desbordar los servicios de la zona. Por ello, en aquellos lugares en los que la demanda de alojamiento y servicios aumenta por encima de lo que lo hace la oferta, llegan las subidas de precio. Este problema es especialmente importante en las grandes ciudades, ya que a la demanda de alojamiento turístico se le suma la demanda de las familias y personas que estudian o trabajan en esa ciudad. Pero claro, por norma general, el turista está dispuesto a pagar más por el alojamiento y los servicios durante unos días que alguien que está viviendo permanentemente en esa ciudad. Conclusión, cada vez más pisos se ofertan en booking o Airbnb, y los vecinos de la ciudad se ven arrastrados a la periferia mientras que el centro de las grandes ciudades queda en manos del cada vez más incesante flujo de turistas. Y esto es malo para los vecinos que han tenido que irse fuera del centro por motivos económicos e incluso para los que se han quedado ya que estos tienen que convivir en el día a día con turistas que no siempre tienen el comportamiento más cívico. Entonces, ¿para qué quiere una ciudad tener desarrollo económico vía turismo si luego sus ciudadanos no pueden disfrutar de ella? No obstante, esto no acaba aquí. Las subidas desorbitadas de precios en las ciudades más turísticas atraen a inversores especulativos, lo que puede llevar a la creación de grandes burbujas económicas. Además, muchas veces los beneficios obtenidos de las inversiones especulativas se sacan de la economía local y se reinvierten en otros lugares, lo que significa que el dinero ni siquiera contribuye al desarrollo económico de la región. Y todavía no hemos hablado de la sostenibilidad del entorno, y es que la degradación ambiental es uno de los impactos más evidentes y preocupantes del turismo masivo. La afluencia continua de visitantes ejerce una gran presión sobre los recursos naturales y los ecosistemas locales. Playas abarrotadas, reservas naturales sobre-explotadas y la generación excesiva de residuos son sólo algunos de los problemas que surgen cuando el número de turistas supera la capacidad de carga del entorno. Esto no sólo afecta a la biodiversidad y a la salud de los ecosistemas, sino que también puede disminuir el atractivo del destino, ya que la belleza natural que atraía a los turistas en primer lugar se ve comprometida. Esto lo saben muy bien en Murcia, donde la contaminación del mar menor ha hecho que éste haya perdido una gran parte de su atractivo. La degradación ambiental a menudo se ve exacerbada por un tipo de turismo de baja calidad que se caracteriza por un gasto relativamente bajo en comparación con el daño que inflige. Este tipo de turismo, a menudo asociado con el turismo masivo, se centra en experiencias rápidas y de bajo coste, lo que genera grandes volúmenes de visitantes que no contribuyen a la economía local. En lugar de gastar en servicios de alta gama o en experiencias culturales, estos turistas tienden a maximizar su estancia con el mínimo desembolso, lo que reduce la rentabilidad por visitante y pone una presión desproporcionada en los recursos locales. Esta presión no se limita a lo económico y ambiental, sino que también impacta en la pérdida de identidad cultural. A medida que los destinos turísticos buscan adaptarse a la demanda internacional, existe una tendencia a comercializar y simplificar la cultura local para hacerla más atractiva y accesible a los turistas. Esta comercialización puede llevar a una dilución de las tradiciones y costumbres locales. Transformando elementos culturales ricos y diversos en simples atracciones turísticas, el folclore, la arquitectura, la gastronomía y otras expresiones culturales pueden perder toda su autenticidad, lo que no solo empobrece la experiencia cultural del destino, sino que también aliena a las comunidades locales que pueden sentir que su identidad está siendo vendida o distorsionada. Todo esto por no hablar de las localidades turísticas que cada vez se parecen más las unas a las otras, con las mismas cadenas de comida rápida, los mismos comercios orientados al turista y con todo tipo de multinacionales de servicios instaladas. Todos estos problemas alimentan el conflicto entre turistas y residentes locales. A medida que la presión sobre los recursos y la infraestructura local aumenta, los residentes pueden sentir que están siendo desplazados o ignorados en favor de los turistas. Esto es particularmente evidente en áreas donde los servicios y bienes básicos, como la vivienda o el transporte, se vuelven inaccesibles o prohibitivamente caros debido a la demanda turística. La gentrificación, impulsada por la conversión de viviendas en alojamientos turísticos, es un claro ejemplo de cómo el turismo puede desplazar a los residentes locales, generando un sentimiento de exclusión y marginación. Estas tensiones sociales ya han estallado en lugares como las Islas Canarias, donde ya se han visto protestas contra la masificación turística. En resumen, que el turismo masivo puede ser un gran problema para una economía si a este no se le pone ningún tipo de tope ni control. Pero, ¿qué se puede hacer para limitar el turismo y que este no crezca por encima de un determinado nivel? ¿Se le pueden poner puertas al campo? Bueno, no hay una receta mágica ni una medida que sirva para darle la vuelta a este tema, pero sí que las zonas más tensionadas pueden llevar a cabo una batería de acciones para limitar el crecimiento del turismo. Una manera más efectiva de limitar el turismo es reducir el número de turistas que se pueden alojar en una determinada localidad. Para esto es necesario limitar el número de licencias hoteleras y regular las plataformas de alquiler a corto plazo, como Airbnb, para evitar que la conversión de viviendas en alojamientos turísticos desplace a los residentes locales. Otra manera de hacerlo es enfocarse en atraer a turistas que busquen experiencias culturales y de alta calidad, en lugar de turismo masivo de bajo coste. Esto puede incluir la promoción de eventos culturales, gastronomía local y experiencias personalizadas que generen más ingresos con menos visitantes. Otra manera sería introducir o aumentar las tasas turísticas que los visitantes deben pagar al llegar a la ciudad. Estos fondos pueden utilizarse para financiar la preservación del patrimonio, el mantenimiento de las infraestructuras o para financiar proyectos de sostenibilidad que beneficien a la comunidad local. Otra forma más sería implementar sistemas de reservas para limitar la cantidad de visitas a ciertos lugares de interés turístico, o lanzar campañas para atraer a turistas durante la temporada baja, ofreciendo incentivos como descuentos en alojamientos y actividades. Esto ayuda a distribuir el flujo de visitantes a lo largo del año y reduce la presión durante los picos de temporada alta. Por último también se podría lanzar campañas de sensibilización para turistas sobre la importancia de respetar la cultura local y el medio ambiente. También es importante educar a los residentes sobre los beneficios del turismo sostenible y cómo pueden colaborar en su implementación. Obviamente muchas de estas políticas tienen un importante coste a corto plazo y siempre van a encontrar oposición, pero también es verdad que hacer sacrificios en el corto plazo a cambio de obtener beneficios mucho mayores a largo es la forma en la que todos los agentes económicos se desarrollan, desde las familias hasta las empresas y los países. ¿Y tú qué opinas? ¿Se debería poner coto al turismo en lugares como España o México? Nos vemos en los comentarios. Si te ha gustado el vídeo ya sabes que puedes darle a like, suscribirte y nos vemos en próximas aventuras. Un saludo y hasta la próxima.
Antes de ver el vídeo
1. Vocabulario clave (intenta definir estas palabras o expresiones):
- La gallina de los huevos de oro
- Valor agregado
- Fuga de cerebros
- Estacionalidad
- Gentrificación
- Turismo de baja calidad
- Canibalizar recursos
- Turismo sostenible
2. Pregunta para reflexionar:
¿Crees que el turismo es siempre positivo para un país? ¿Conoces algún lugar que haya cambiado mucho por culpa del turismo?
Durante el vídeo
➡️ Mientras ves el vídeo, toma notas sobre los siguientes puntos:
- ¿Cuáles son los principales problemas económicos del turismo masivo?
- ¿Qué sectores se ven afectados negativamente por una economía muy dependiente del turismo?
- ¿Qué impacto tiene el turismo en la vivienda y la vida urbana?
- ¿Qué consecuencias ambientales menciona el vídeo?
- ¿Qué posibles soluciones propone el vídeo para controlar los efectos del turismo masivo?
Después del vídeo: para debatir en clase
1. Preguntas de comprensión
- ¿Por qué se dice que el turismo puede reducir la productividad de un país?
- ¿Cuál es la relación entre el turismo masivo y los empleos de baja cualificación?
- ¿Qué ejemplos concretos da el vídeo de países que han sufrido por depender del turismo?
- ¿Cómo afecta el turismo a los precios de la vivienda y al acceso a los servicios?
- ¿Por qué se dice que el turismo puede hacer perder la identidad cultural de un lugar?
2. Debate y reflexión
- ¿Estás de acuerdo con que el turismo puede ser una maldición para un país?
- ¿Es posible encontrar un equilibrio entre desarrollo económico y sostenibilidad turística?
- ¿Tú qué preferirías: vivir en una ciudad muy turística o en una ciudad menos conocida pero más tranquila? ¿Por qué?
3. Vocabulario en contexto
Completa las siguientes frases con palabras o expresiones del vídeo:
- Cuando un país depende demasiado del turismo, su economía puede volverse muy ____________.
- Los empleos turísticos suelen ser ____________ y de baja ____________.
- El turismo masivo puede generar una ____________ en el mercado inmobiliario.
- Muchas ciudades están perdiendo su ____________ cultural debido a la ____________ de su oferta para los turistas.
Tarea opcional (escrita o para preparar la clase)
Escribe un texto breve (150-200 palabras) respondiendo a esta pregunta:
¿Deberían los gobiernos limitar el número de turistas que visitan sus países? ¿Por qué sí o por qué no?